En 2018 se publicaron los datos del último censo de aguilucho cenizo realizado por la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) en 2017.
Para el aguilucho cenizo se estiman 4.393-5.493 parejas para el territorio nacional (excluyendo Aragón, Navarra, y las provincias de A Coruña, Pontevedra, Guipúzcoa y Bizkaia). Esto representa un descenso poblacional del 19-23% con respecto al censo anterior de 2006, aunque este descenso no es homogéneo en el territorio nacional.
En Andalucía, la especie sufrió un descenso del 20-25% en la última década según los mismos datos del censo de 2011 llevado a cabo por SEO/BirdLife.
Tumbabuey lleva trabajando desde el 2004 con el aguilucho cenizo en la comarca de la Janda, Cádiz.
A lo largo de estos años hemos observado como el adelanto progresivo de la cosecha en terrenos agrícolas, donde esta especie cría, dificulta su reproducción.
En estos años de seguimiento, hemos podido constatar cómo hemos pasado de tener 20 parejas reproductoras en la zona a solo 2 parejas, y de tener 3 lugares históricos de reproducción a tan sólo 1.
Ante esta gravísima situación, pusimos en marcha un proyecto de conservación y recuperación del aguilucho cenizo para proteger y reforzar la población de esta especie en la comarca de la Janda.
El principal objetivo del proyecto es garantizar la presencia de terrenos apropiados para facilitar la reproducción de la especie y el refuerzo de la población local.
Para ello, cada primavera realizamos el seguimiento de adultos reproductores en las diferentes colonias de cría históricas de aguilucho cenizo y se establecen acuerdos de custodia del territorio con propietarios de fincas agrícolas en terrenos de la zona de estudio. Estos acuerdos permiten acondicionar y proteger el terreno custodiado que utilizan las aves para hacer sus nidos.
Además, en colaboración con la Consejería de Agricultura, Ganadería, Pesca y Desarrollo Sostenible de la Junta de Andalucía y otras entidades como el Zoobotánico de Jerez, llevamos a cabo la cría y liberación de pollos de aguilucho cenizo que son rescatados de nidos que corren el riesgo de ser destruidos por las cosechadoras (técnica conocida como hacking) con el objetivo de que estas aves regresen a criar al área donde son liberadas durante los siguientes años y así aumentar la población de la zona de estudio.
El proyecto está empezando a dar resultados positivos. En 2020 pudimos constatar por primera vez la presencia de dos aves que fueron liberadas en 2017 y que estaban criando en la zona de estudio.
Gracias también al marcaje con dispositivos GPS de ejemplares de aguilucho cenizo liberados en el hacking de 2019, pudimos conocer que un ave paso el invierno en el África subsahariana y regreso en la primavera de 2020 a la misma zona donde fue liberada, un hecho que hasta entonces no se conocía.
